El proyecto de investigación AeroFurnace está desarrollando un nuevo material compuesto a base de carbones nanoporosos que podría duplicar con creces el efecto de aislamiento térmico en comparación con los materiales anteriores. Esto podría reducir considerablemente las necesidades energéticas de los hornos especiales de alta temperatura. El aislamiento térmico no tiene por qué ser más grueso, lo que reduciría el volumen útil. Los materiales de carbono a base de fieltro se utilizan actualmente a estas altas temperaturas en condiciones sin oxígeno.
Los materiales de aislamiento térmico de los altos hornos deben resistir sin problemas el calor extremo. Hasta ahora, esto sólo ha sido posible con materiales aislantes que también tienen una conductividad térmica bastante alta, es decir, que tienden a liberar calor. Esto es malo para la eficiencia energética. Por eso, el equipo de científicos se centra en un grupo específico de materiales: los aerogeles de carbono, cuya conductividad térmica es especialmente baja. Los aerogeles pueden fabricarse a partir de diversos materiales, como silicatos, metales y sus óxidos, polímeros, biopolímeros y carbonatos. Son tan porosos que están formados por más de un 90 % de aire o espacio libre. Esto los hace especialmente ligeros. Tienen una baja densidad, una elevada superficie interna y una baja conductividad térmica, y pueden contribuir a economizar recursos naturales como la energía procedente del gas natural y el petróleo crudo.
Los aerogeles de carbono utilizados en el proyecto AeroFurnace tienen otra ventaja. Su estructura de carbono finamente dividido absorbe en gran medida la radiación térmica, principal responsable del transporte de calor a altas temperaturas. Pueden utilizarse, por ejemplo, como materiales superaislantes en ámbitos especialmente exigentes, como la industria automovilística o las aplicaciones de alta temperatura.
 
  
  
 