En caso de lesiones graves de los tejidos blandos, a veces es inevitable el trasplante de tejidos. Sin embargo, se trata de una intervención grave para el paciente. En el futuro, el tejido que falte podría volver a crecer directamente en el cuerpo del paciente, en cámaras de aislamiento que pueden implantarse bajo la piel y adaptarse a la geometría de la herida.
Si en el paciente quedan expuestas estructuras como huesos, vasos o tendones, la única opción suele ser el trasplante de tejidos con suministro de sangre. Para el paciente, esto supone horas de cirugía y daños en el propio tejido sano del cuerpo. Por ello, los científicos están desarrollando métodos para crear trasplantes de tejidos con suministro de sangre que sustituyan la piel y otros tejidos de forma selectiva. Por ejemplo, se podrían coser bajo la piel cámaras aislantes forradas de colágeno hechas de teflón e insertar una arteria o vena en forma de lazo. El colágeno se convierte en tejido transplantable en un plazo de dos a cuatro semanas gracias a la migración celular y el crecimiento vascular. Se trata de un procedimiento menor para el que basta con una anestesia local. A diferencia del tejido cultivado de la placa de Petri, el tejido creado en la cámara está completamente vascularizado -es decir, intercalado de capilares- y, por tanto, abastecido de sangre. El resultado es un tejido conjuntivo vivo que adopta la forma de la cámara de aislamiento y es apto para el trasplante sin necesidad de sacrificar tejido sano del donante. Otra ventaja: como el tejido es producido por el organismo del paciente, se evitan las reacciones de rechazo.
Fuente: Instituto Fraunhofer de Investigación Aplicada de Polímeros IAP