Están diseñados para registrar el estado de los ecosistemas, por ejemplo en el suelo de los bosques, y se desintegran en polvo una vez que han terminado su trabajo: Bioplaneadores inspirados en el pepino de Java, cuyas semillas surcan el aire durante metros. Los investigadores de Empa han desarrollado sensores de vuelo sostenibles a partir de fécula de patata y residuos de madera.
Al igual que las hojas caen al suelo en otoño, los planeadores biológicos con sensores incorporados vuelan. Cuando un dron suelta las semillas con sensores inteligentes, éstas informan sobre los niveles de humedad y acidez del suelo hasta que finalmente se desintegran y se funden con el suelo del bosque.
Recolectores de datos efímeros: un dron distribuye los bio-gliders por el bosque. Cuando llegan al suelo, envían datos ambientales hasta que finalmente son descompuestos por los organismos del suelo (Ilustración: Empa)
Fabian Wiesemüller, investigador de Empa, y el equipo de Mirko Kovac, del Laboratorio de Robótica de la Sostenibilidad, quieren utilizar los datos de las semillas inteligentes para vigilar el estado del suelo forestal y su equilibrio biológico y químico. Ya se está utilizando un primer sensor para medir el valor del pH mediante la clásica prueba del tornasol. El colorante obtenido de los líquenes reacciona al ácido con un cambio de color de violeta a rojo. El cambio de color del sensor en el suelo del bosque es registrado por un dron que sobrevuela la zona.
