Revestimiento personalizado de puentes

Revestimiento personalizado de puentes

Según el Instituto Federal de Investigación de Carreteras, sólo en las carreteras federales hay unos 1.200 puentes de acero y de materiales compuestos de acero, con una superficie de acero de unos 15 millones de metros cuadrados. A esto hay que añadir varios kilómetros de acero utilizados en puentes ferroviarios. "El acero es un material fascinante y muy versátil. Pero en el ámbito de la construcción de puentes, en particular, está expuesto a grandes tensiones en determinadas circunstancias", afirma Erdal Kara Osman, Director General de Rodopi Marine GmbH. Esto se debe, entre otras cosas, al creciente volumen de tráfico. Por eso es tan importante proteger de la corrosión todo este material instalado, de forma personalizada y a largo plazo.

Protección anticorrosiva en transición

Muchos de los puentes de acero que se construyeron en la década de 1960, por ejemplo, presentan daños cada vez mayores desde hace unos veinte años. Sin embargo, no siempre es una opción sustituir completamente el puente. En el caso de los puentes históricos, en particular, existen también razones culturales para su conservación. Las causas más comunes de los defectos son la fatiga de los materiales y el desgaste. Este último es cada vez más frecuente debido, por ejemplo, a la creciente tensión provocada por el tráfico pesado de mercancías. Sin embargo, la corrosión es también una de las causas fundamentales de los daños. Desde hace algún tiempo, la protección contra la corrosión está experimentando enormes cambios. Hasta los años 70, la mayoría de las estructuras de acero en Alemania se pintaban con una pintura roja de plomo para protegerlas de la corrosión. A lo largo de los años, el viento y la intemperie liberaron repetidamente partículas de plomo del recubrimiento, lo que supuso un peligro a largo plazo para el medio ambiente. También se liberaban con frecuencia grandes cantidades de plomo durante los trabajos de reparación del revestimiento, ya que rara vez se tomaban las medidas de protección necesarias al lijar las zonas dañadas. Sin embargo, la toma de conciencia de la peligrosidad de esta sustancia cambió también la forma de tratarla, de modo que desde hace algunos años se ha adoptado un enfoque completamente distinto de la protección contra la corrosión.

Adaptada a las condiciones

Parámetros como la protección del medio ambiente y la seguridad laboral desempeñan ahora un papel tan importante como el aspecto económico. El objetivo es lograr una solución lo más rápida posible que, además, dure más. Al fin y al cabo, una línea de ferrocarril cerrada durante mucho tiempo representa naturalmente un factor económico importante, tanto por el enfado de los pasajeros como por el cambio en la duración de los trayectos. Lo mismo ocurre con las carreteras nacionales, donde los desvíos pueden provocar una alta utilización de la capacidad en otras zonas. Desde un punto de vista económico global, la reparación a tiempo es, por tanto, la opción más sensata que posponer la aplicación de una nueva protección contra la corrosión. "Como cada pieza se oxida de forma diferente, es importante prestar atención a las condiciones específicas del puente", afirma Erdal Kara Osman. Por ejemplo, la corrosión se produce en gran medida con una humedad relativa superior al 80% y una temperatura superior a 0ºC. Sin embargo, en combinación con el agua de mar o la sal de la carretera, la corrosión puede producirse incluso con niveles de humedad mucho más bajos. "Por tanto, los productos innovadores, como los revestimientos de zinc en escamas, proporcionan una protección sostenible, incluso para puentes que están sometidos a niveles particularmente altos de tensión, y por tanto también preservan su valor", concluye Osman.

  • Edición: Januar
  • Año: 2020
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