Al contrario. Conocimiento liberador y paralizador

Book - (Bild: Pixabay.com/CDD20)

Cualquiera que, como el autor de estas líneas, haya estudiado las ciencias naturales y hable con entusiasmo de sus resultados se considerará partidario de la Ilustración y no entenderá que se le diga que el proyecto de filosofía iniciado en el siglo XVIII debe ser cuestionado o incluso considerado un fracaso.

"Demasiado es demasiado y hace que te quedes helado de horror"

Para el francés Denis Diderot, el escocés Adam Smith y el alemán Immanuel Kant -por citar a tres de sus representantes europeos- el conocimiento tenía un efecto liberador y, desde principios del siglo XX, en los laboratorios y universidades de todo el mundo parecía no haber duda de que el conocimiento sólo puede ser mejor que el no conocimiento. Las primeras dudas sobre el puro gozo del conocimiento surgieron en la década de 1930, cuando se comprobó que la ciencia no estaba dejando tras de sí un mundo iluminado, sino que, por el contrario, estaba produciendo una inconmensurable opacidad en forma de complejas explicaciones casi imposibles de entender. En los años 40, Max Horkheimer y Theodor W. Adorno describieron la "Dialéctica de la Ilustración", en la que las personas se encontraban en un mundo lleno de desastres. En los años setenta, el sociólogo Stanley Cohen observó que la clase dirigente sudafricana era consciente de las condiciones de vida de la mayoría negra en los townships, pero aprendió a negar la realidad a medida que era cada vez más consciente de la terrible vida que allí se vivía. Hannah Arendt ya había hecho esta observación al analizar los campos de concentración alemanes. Cuanto mejor informada estaba la gente sobre los monstruosos crímenes de su gobierno, más fingía ignorancia. Obviamente, en estas circunstancias, el conocimiento pierde el efecto liberador que se le atribuía en la filosofía de la Ilustración. Al contrario, el conocimiento opresor tenía incluso un efecto paralizante. Diderot, Smith y Kant seguían creyendo que si las personas dispusieran de información completa -en el siglo XXI, por ejemplo, sobre el estado del clima y la situación de la sanidad- actuarían con decisión. Pero incluso cuando se trata de conocimiento, demasiado es demasiado, y la información demasiado deprimente hace que la gente -incluidos los que ocupan puestos de responsabilidad- se paralice de horror. A diferencia de las ciudades y los campos de concentración, el cambio climático tiene que ver con el futuro, del que no podemos distanciarnos porque estamos situados en él. No se puede saber hoy, como tampoco se pueden saber los números de la lotería del próximo sorteo.



  • Edición: Januar
  • Año: 2020
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