Estos días se habla mucho de las teorías del color, tanto en el plano político como en el biológico. En cuanto a lo político, desde hace algún tiempo existe una presión a favor de lo políticamente correcto, que ha convertido un beso negro en un beso de chocolate o de espuma y que ahora está removiendo textos del filósofo Immanuel Kant.
Hay pasajes de su gigantesca obra que hoy tendrían que formularse de otra manera, por ejemplo:
"La humanidad en su mayor perfección es la raza de los blancos. Los indios amarillos tienen ya un talento inferior. Los negros son inferiores, y algunos de los pueblos americanos son inferiores".
Aparte de que tales citas no hacen desaparecer el racismo, sino que por el contrario nos lo recuerdan, Kant, que nunca conoció a personas con un color de piel diferente, cambió más tarde su punto de vista. Kant aprendió algo nuevo y confesó explícitamente: "Estoy aprendiendo a honrar a las personas". Kant consideraba que el color de la piel era "necesaria e inevitablemente hereditario" e intentó una interpretación histórico-natural, pero esto pronto le desbordó. Sentía que había muchos factores del mundo exterior que considerar, y ya tenía bastante con las estructuras internas de lo espiritual. Lo único que estaba claro para Kant era que los colores visibles ayudaban a distinguir entre amigos y enemigos, y lo que ha dado lugar a consideraciones sobre los niveles superiores de la vida puede aplicarse también a uno de los niveles inferiores, por el que ahora se ha hecho un asombroso descubrimiento en la percepción del color de los gusanos. Se trata del nematodo Caenorhabditis elegans, que vive en un enjambre de bacterias, algunas de las cuales pueden ser peligrosas para él. Para localizarlas, la evolución le ha dejado sin ojos, lo que podría hacer pensar que los colores no desempeñan ningún papel.
Pero ocurre todo lo contrario, como informa la revista estadounidense Science. Las bacterias que pueden dañar al gusano segregan un pigmento azul que el C. elegans es capaz de evitar, y lo hace con la ayuda de moléculas que actúan como quimiorreceptores. Así pues, los gusanos sin ojos pueden percibir los colores, lo que a este nivel de la vida les sirve para proteger su propia vida. A nivel humano, el propio color sirve para proteger la vida. Queda mucho por aprender. La tarea aún no ha terminado. Al contrario, empieza ahora.
