Una expansión paralela de las redes de hidrógeno y electricidad no sólo podría llevar la energía renovable de las regiones más soleadas y ventosas de Europa a los centros industriales densamente poblados, sino que además sería la más barata y podría ahorrar hasta 70.000 millones de euros anuales en toda Europa.
Una red de hidrógeno bien planificada podría construirse utilizando casi el 70% de los gasoductos existentes. Pero incluso sin ninguna ampliación de las redes de transporte, la transición energética hacia fuentes de energía renovables sería posible. Y sin importaciones de energía. Estas son las principales conclusiones de un exhaustivo análisis de modelización de las redes energéticas europeas realizado por investigadores de la Universidad Técnica de Berlín y la Universidad de Aarhus y publicado en la revista científica "Joule".
"Gracias a un programa informático, podemos determinar lo que se necesita para que, a mediados de siglo como muy tarde, no solo el sector eléctrico, sino también el de la construcción, la movilidad y la industria alcancen de forma rentable un nivel cero de emisiones de CO2", afirma Fabian Neumann, del departamento de "Transformación digital de los sistemas energéticos" de la Universidad Técnica de Berlín.
El modelo no solo optimiza las ubicaciones para la generación de electricidad a partir de energía eólica y solar y la correspondiente ampliación de la red, sino también la colocación de sistemas de almacenamiento de energía, electrolizadores y plantas power-to-X, en las queel CO2 se convierte en hidrocarburos para la industria con ayuda de energías renovables. "Nuestro estudio llega en el momento justo, ya que el Ministerio de Economía ha presentado recientemente planes para la ampliación de una red alemana de hidrógeno", subraya el Dr. Neumann.
En 2020, la industria europea del gas ya había hecho una propuesta para la llamada red troncal europea del hidrógeno, es decir, una red troncal de infraestructuras de gasoductos para una posible economía del hidrógeno del futuro.