Al contrario. - Errores sobre errores

Al contrario. - Errores sobre errores

Uno de los temas que más sorpresas depara y que nunca deja de sorprender es el desarrollo de los ordenadores cuánticos, llamados así porque no calculan con los bits 0 y 1 conocidos desde hace tiempo en el mundo de la informática, sino que se basan en los llamados qubits -bits cuánticos-, que existen como superposiciones de 0 y 1 y pueden asumir también todos los valores intermedios. Aunque la idea parece sencilla y factible en principio, su realización concreta plantea multitud de problemas.

En el caso de los ordenadores clásicos, las dificultades pueden resolverse incorporando redundancias, pero en un ordenador cuántico, en primer lugar, pueden producirse interferencias y, en segundo, cualquier intento de mirar los qubits destruye los datos allí acumulados. Mientras no se resuelva la cuestión de la evitación de errores, nadie puede esperar que se construya un ordenador cuántico que funcione. Los intentos de limitar los errores en la máquina han revelado ahora otra dificultad. En los esfuerzos correspondientes, se combinan distintos qubits para formar un qubit lógico, con el que -como su nombre indica- se pueden realizar operaciones lógicas. Se había supuesto que añadir más qubits a un compuesto lógico reduciría la frecuencia de los errores, pero sorprendentemente, en la práctica resultó ocurrir lo contrario: más conjuntos de qubits producían más errores. Pero donde hay peligro, hay salvación, como ya sabía Friedrich Hölderlin, así que los ingenieros de Google probaron a variar no el número, sino el tamaño de los qubits, y la probabilidad de error descendió. En concreto, una red con 17 qubits se ha transformado en una con 49 qubits, y si se avanza por este camino, Google podría presentar y ofrecer pronto un ordenador cuántico comercialmente viable, recordando la historia del siglo XIX, cuando Michael Faraday descubrió que los campos magnéticos pueden poner en movimiento la corriente eléctrica. Cuando se lo enseñó a un político que le preguntó qué se podía hacer con ello, el científico le dijo: "Un día podrás cobrar impuestos por ello". Faraday tenía razón; gracias a su descubrimiento, ahora la electricidad llega a los hogares. Ahora Google da un salto cuántico con los ordenadores cuánticos. Sólo hay que disipar las ideas falsas.

  • Edición: Januar
  • Año: 2020
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